Reto.3

Los encuentros eran siempre muy “relativos”. Con esto solo quiero decir que, podría haber intimidad entre ambos o estar expuestos. Podían mantener las formas para evitar rumores o jugar a ser descubiertos delante de ojos curiosos. Pero ella siempre se resistía a tener contacto físico pues para su condición era demoledor la falta de compromiso.

La confianza mermaba y nunca sabía cuando podría volver a fallar. Cuando, un detalle, haría saltar las alarmas y tener que ponerse en guardia con el dolor físico y mental que le suponía oponer resistencia a sus instintos.

Pero aquella vez no fue un error de control. Fue deliberado. Fue con gusto que soltó al monstruo. Estaba cansada de todo y de como jugaba con ella. De como la torturaba y la “manejaba” a su antojo. Siempre fue consciente se la manipulación pero la confianza que depositaba le hacía callar aquella voz que le hablaba con susurros y con verdades.

Y si. Todo ya era pasado. Y quedaba constancia por los restos que se limpiaba de forma desenfadada y sin prestarle demasiada atención.

Los juegos de mordiscos y dolor controlado se volvieron aquella noche en su venganza. Y nada sabía mejor que el miedo en la sangre de quien se sabe presa sin escapatoria.

Ella había sido su juego hasta que, solo por unos segundos, se había cambiado las tornas y todo llegó a su fin.

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