Poker 1: Ficha

«Me encantaría volver a jugar… y <<ganarte>>»

Aquellas palabras quedaron como un eco en su mente, mientras miraba la ficha negra de poker convertida en un llavero.

Hacía al menos 8 años de aquella partida. Se habían reunido en casa de su vecino una noche de verano. Eran varios en la mesa, todos hombres salvo ella.

Siempre se habían llevado bastante bien, era facil sacar una conversacin con esa mujer de cabello castaño y oscuros ojos marrones. Ademas, había que decir que era bastante agradable.

Aquella noche la partida acabó tarde y todos se lo habían pasado bien. Eran las fiestas locales y no tenían plan. Él habia propuesto lo que llamaban una «timba», juego y unas copas. Y la idea gustó. Pero nadie tenía un juego de poker salvo él.

Por eso, cuando terminaron, ella, siempre muy servicial, le ayudó a recoger.

Unos dias despues se encontraron de nuevo, ella estaba con su pareja. Pero nunca había problema en hablar todos con todos, eran conocidos.

Ella comentó que había que repetir, que se lo había pasado muy bien.

Una vez mas, aquella sonrisa y su forma de ser hacía que siempre supiera a poco la conversación.

» Te dejaste una ficha negra. A ver cuando te la devuelvo. »

Y la conversación siguió desenfadada.

Nunca mas hablaron de aquella ficha olvidada.

Montones de veces había coincidido con ella, charlando en la calle, junto al coche, en su puerta o en la de él.

Últimamete la veía cuando llegaba del trabajo. Por la noche, cuando ella salía a tirar la bolsa de basura al contenedor, se cruzaban y él, educado, esperaba a que volviera de recorrer esos 30 metros de regreso.

Entonces hablaban. De lo que fuera: el coche que traía, como iba la vida, las cosas cotidianas. Alguna vez, atrevida pero sin picardía, le había dicho lo bien que le quedaba el traje del trabajo.

Pero nunca le dió importancia.

Cierto era que ella, con su forma de ser desenfadada, esas zapatillas de casa tan horrorosas o esa capacidad de absorberle la atención, era siempre una bocanada de aire fresco.

Pero ahora, con ese llavero en la mano se reconocía a si mismo que siempre había habido algo: la miraba x el retrovisor cuando la saludaba desde el coche. Se preguntó porqué la esperaba y no se metía a casa según llegaba. Porqué la besaba en las mejillas para saludarla…

Siempre se había sentido atraido, pero nunca se dió cuenta… y ahora, viendo que había hecho de su ficha de poker un llavero con su nombre y aquella frase repitiendose en la cabeza… ¿ sentiría ella lo mismo? ¿ se «dejaría ganar» si hubiera oportunidad?

Cerró su mano sobre el regalo y sonrió esperando coincidir pronto nuevamente.

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