Noche para recordar

Noté esa sensación especial de los bajos a toda potencia golpeando mi pecho.

Cerré los ojos y lo sentí profundamente.

Sonreí sin poder evitarlo.

Su mano la tendía para no perderme.

El olor al humo artificial inundaba mi nariz retornándome a tiempos muy muy lejanos.

Cuando la música empezó a transportarme a tiempos y lugares diferentes me sentí flotar.

Libre. Me sentí libre.

Su sonrisa era el reflejo de la mía, constante, cómplice, sincera.

Y las horas iban pasado y los bloqueos mentales y conductuales empezaron a romperse dejándome liberada en un entorno donde nada me juzgaba, nada me retenía, nada impedía que sintiera.

Sin miedos, sin límites, sin censuras, sin prejuicios ni perjuicios… gracias (a tí)

El alcohol justo. La música ideal. La compañía perfecta y todo junto a alguien que hizo de ayer una noche para recordar.

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