Partida de poker

Podria ser que en algún momento de tu vida, alguien, sin darte cuenta, apareciera y, poco a poco despertara ese cosquilleo que hace que por un momento todo sea borroso.

Me explico: nadie es ciego a lo que le rodea ni sordo a lo que su mente le puede decir… y es su mente, si. Porque el cuerpo puede decir algo y es la mente quien lo interpreta.

Y me sigo explicando.

La seducción en los animales es algo instintivo. Es igual en las personas. Pero es la forma de relacionarnos y la ética y moral que nos enseñan lo que hace que todo sea «diferente» a ellos. Nos obligamos a que sea asi, porque notamos que lo que sentimos no es compatible con lo que es «correcto». Sin embargo esto no impide que sigamos sintiendolo.

A pesar de poder comprometernos con una persona mediante votos de fidelidad, las feromonas y el lenguaje corporal hace que nos sintamos atraidos fisicamente por otros individuos. Y, como es de entender, muy pocos caen en la invitación…

Sin embargo soñar… soñamos. Y solo con ver a esa persona, reaccionamos.

A veces, o casi siempre, esa reaccion es ignorada por nuestro consciente para no caer en un complicado entresijo de sensaciones contradictorias. Pero si somos realistas, conscientes y «libres» de sentir, nos dejamos invadir por un vertigo efímero que apenas sobrevive el tiempo que vemos a esa persona.

Lo complicado viene cuando no es un desconocido. Porque, como se entiende, si sabemos que nos atrae y nos dejamos embriagar por el vertigo, podemos caer en el error de dejarnos llevar por el instinto de seducción y ese animal primitivo que todos llevamos dentro.

Y, sinceramente, es un problema. Cuando nos vemos sumergidos en un mundo en el que la fidelidad y el sexo son cosas que van unidas de la mano, que la promiscuidad se relaciona con el libertinaje y una forma de vida poco adecuada, la sola idea de sentirte atraido sexualmente por otro individuo es un tabu y la mayor de las traiciones a la base de toda persona respetable.

Pero ocurre. Y es facil. Y es habitual. Mas de lo que se cree o se desea ( según sea quien lo mire). Y nos sentimos tentados a jugar ese juego, con palabras de doble sentido, con miradas, con gestos… y se crea una burbuja entre ambas personas, donde el mundo real, el de cada uno, desaparece…

Y, aunque sea solo uno de los dos el que siente que aquello es algo compartido, aunque sea una fantasia irreal de uno solo de ellos, pasa lo mismo. Porque las fantasias son como una buena partida de poker, donde, rodeados de mas gente, cada uno es dueño de sus cartas, de su jugada, poniendo esa cara de que no pasa nada… de que las cartas no son una baza ganadora, que nada es sospechoso de ganar o perder, donde nada es en verdad lo que parece… porque nunca, como en la vida real, debes dejar de poner tu cara mas normal aunque desees apostar todo a tu ficha negra.

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